Ayer por la noche aparecieron mis hijos disfrazados de ángeles – y se pasaron la cena jugueteando con las plumas y la aureola-. Este año celebramos la Navidad conscientes de nuevas amenazas, que no es fácil ignorar. Pero al verles recordé una de las frases más repetidas en los relatos bíblicos de las apariciones de los ángeles:
“No tengáis miedo”.
Así que feliz Navidad. No dejemos que los ángeles hayan venido en vano.
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